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PASILLOS DEL PODER

César Augusto Vázquez Chagoya

Fin del 2005


ELIZABETH MORALES

Francisco Morales era un indígena de la sierra mixteca alta de Oaxaca. En San Martín Peras, Oaxaca, la pobreza era extrema. No había mucho qué pensar cuando llego la “bola” revolucionaria. Nada tenía que perder y por lo menos comería tortillas, sufrir mucho y arriesgar a la vida, con la posibilidad de tener una vida mejor. No sabía leer y escribir, pero la vida lo obligó a aprender entre batallas y luchas internas entre los revolucionarios. Llegó a ser Teniente Coronel y logró ser jefe del Estado Mayor del General Heriberto Jara Corona, quien se lo trae a Veracruz, donde conoce a su esposa Herminia Fuentes, originaria de Teocelo, quien pertenecía a una familia de finqueros cafetaleros.

Don Francisco siempre fue muy rebelde, lo que le llevó a ganarse el aprecio del General Adalberto Tejeda; y cuando éste fue Gobernador, lo nombró Jefe de la Policía Estatal, en esos tiempos de la persecución Cristera. Le tocó el episodio en Palacio de Gobierno, en Xalapa, cuando un fanático religioso hirió al Gobernador Tejeda en la oreja, y ese mismo día se le diera muerte (por parte de desconocidos) al recien canonizado Padre Darío , en el puerto de Veracruz. Francisco Morales fue partidario de Manlio Fabio Altamirano, a quien asesinó la “Mano Negra”, y ante tanto homicidio de tejedistas y campesinos, con Miguel Alemán como Gobernador, de plano se retiró de la vida pública.

Vivió muchos años en la calle Poeta Jesús Díaz, en la casa marcada con el número 102. Se sostenía de sus fincas cafetaleras que tenía por el panteón viejo. Murió en 1968, siempre anhelando poder ir más seguido a donde nació, pero las vías de comunicación se lo impedían. Les legó a sus descendientes su rebeldía y su honestidad. Doña Herminia todavía vive: una historia digna de contar para otra ocasión. Entre los hijos de Don Francisco y Doña Herminia, nació Eligio, quien también ayudaba a su madre a cosechar el café y decidió estudiar la carrera de Economía en la Universidad Veracruzana, pero se casó antes de terminar su profesión con la maestra Eloina García Landa, por lo que tuvo que trabajar vendiendo libros de medicina para terminar de sostener a su incipiente familia.

El matrimonio tiene cuatro hijos. María de Lourdes, quien vive en Estados Unidos, dedicada a escribir cuentos para niños y ha ganado 11 premios. Elizabeth, quien estudio Licenciatura en Administración. Magali, que es maestra y dedicada a la terapia; y Mario Alejandro. Elizabeth nació el 29 de septiembre, y fue más rápida en salir del vientre de la madre, anunciando la competencia que tendría con la vida. Su niñez fue como muchas: cartas a Santa Clos, que siempre le traían ropa; los Santos Reyes, juguetes, y el que más recuerda es un oso de peluche. Jugaba con los hermanos y no traslucía su enorme capacidad física.

Cuando entró a la escuela primaria, empezaron las primeras satisfacciones al terminar el año escolar con puros dieces, los mismos que no soltaría en todas las etapas de su educación. A los 7 años, la metieron a la alberca del Seguro Social de Xalapa para que aprendiera a nadar, pero su atrevimiento la llevó a inscribirse en la primera competencia a sólo 7 días después de su ingreso. Los padres, para animarla, y casi seguro que no ganaría, le prometieron regalos que sabían que anhelaba, pero la sorpresa fue que ganó y lo prometido se tuvo que dar. Otro día, llegando a la alberca, los entrenadores pusieron a los niños en la parte baja a calentar, sumergiéndose y tocando el suelo para impulsarse hacia la superficie; así se calientan los músculos y los pulmones que se preparan para la resistencia, pero Doña Eloina, desconociendo las técnicas de natación, creyó que su hija se ahogaba y empezó a gritar y los entrenadores sacaron de los pelos a la niña, pero era más su enojo que el susto. Ya mostraba su fuerte carácter.

Como ya se mencionó, Elizabeth estudió Administración de Empresas en la Universidad Veracruzana, donde se graduó con todos los premios estatales y nacionales. Como garante su preparación, rápido fue captada en el mercado laboral y nombrada Jefe de Recursos Humanos de la Universidad Privada “Xalapa”. En 1995, la empresa televisiva “TVAZTECA” realizó pruebas en Xalapa para escoger a la encargada de la versión local del programa “A Quien Corresponda”, de Jorge Garralda. Elizabeth fue animada a participar por su preparación y su belleza jarocha. Ella sabía que era difícil ganar, porque no era güera y de ojos verdes, pero ganó con su tez morena clara, su pelo chino corto y su seductora sonrisa, pero sobretodo por su innata inteligencia. El sueño de niña de ayudar a los demás empezaba a cumplirse.

Llegó la fama, pero también las tronadas de dedos. Nunca ha logrado desprenderse de los casos que presenta. Ciudadanos con diferentes necesidades que requieren de la ayuda de los demás. Fue un éxito y el programa terminó cuando los estudios de TV AZTECA se trasladaron a Veracruz. Elizabeth no se quedó contemplando la vida y fundó su despacho de asesoría a empresas, creando a la vez una exportadora e importadora llamada “Mercurio”, cuyo principal cliente fue la República de Cuba. Con el “Diario de Xalapa” y “Avan Radio” logró crear el programa “Sólo Respuestas”, que impacta a la población más marginada, y es así como se funda la Asociación Civil “Sólo Respuestas”, donde quien se acerca, no se va con las manos vacías.

Su pasión por ayudar a los demás la alejó de su pasión: el deporte. Campeona nacional de natación y considerada como atleta de alto rendimiento. Participante y campeona de triatlones. Corre, nada y es experta en diversas actividades deportivas. Su carácter fue forjado por los intensos entrenamientos que empezaban a las 4 de la mañana, se suspendían para ir a la escuela y en la tarde volvía a entrenar.

Todo ese aprendizaje ha dado como resultado que actualmente dependan de ella 22 familias, dedicadas a satisfacer hasta donde se pueden los requerimientos de ayuda de los más necesitados. Llora cuando la ayuda termina en fallecimientos. Tal fue el caso de Salomón, un niño de Zongolica, quien murió por falta de plaquetas. También el caso de una niña llamada Patricia, de la comunidad “El Jimbal” en la selva de Minatitlán, con un tumor en el ojo, quien le enseñó a cómo luchar por la vida; y otros casos más. Dos ángeles que se adelantaron, pero alientan a la niña, mujer, nieta, hermana e hija a seguir ayudando.

Elizabeth Morales García ha incursionado en la política. Ha sido subdirectora del Servicio Civil de Carrera y actualmente es subdirectora de Radio y Televisión de Veracruz, propiedad del Gobierno del Estado. Por su popularidad en el estado de Veracruz y en entidades vecinas, se le candidatea para ser Senadora o Diputada Federal. Nada sorprendería que se hiciera con tal de seguir ayudando a la gente más necesitada. Elizabeth, joven mujer, es un ejemplo a servir. En estas fiestas navideñas y de año nuevo, no todo pueden ser malas noticias, porque hay seres humanos que luchan cada día por los demás. El espíritu de Don Francisco Morales todavía campea por todo el estado. Los padres de la conductora, el licenciado en Economía Eligio Morales Fuentes, y la maestra Eloina García Landa, deben estar muy contentos con su familia.

Felicidades a todos. Gracias por todo a todos.


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PASILLOS DEL PODER
César Augusto Vázquez Chagoya
Navidad 2005

PREFIERO MORIR, A NO JUGAR


Habla Alberto Morales, don Beto Gato: “Te invito a la inauguración de la Casa del Caricaturista, en la calle Madero en el centro de Xalapa”. Una casa antigua, donde vivió de estudiante el gobernador Fidel Herrera Beltrán, ubicada en el antiguo asentamiento totonaca de Xallitic, uno de los cuatro barrios que dieron vida a Xalapa (el cual hasta el momento nadie sabe cuándo se remodelará, y mientras lo tienen convertido en estacionamiento). Las autoridades no saben de historia y de la gran belleza del lugar, pero los caricaturistas sí y dan vida a un nuevo espacio cultural; y no conformes con eso, se echan a cuesta aportar su ingenio, tiempo y sus materiales para vender caricaturas para apoyar el programa del DIF Estatal “De Corazón a Corazón”. Explicarlo tal vez sea fácil, pero sentirlo y dar una idea de su trascendencia, que mejor que la historia de Jorge Eduardo.

Nace con un mal congénito en el corazón en la colonia 1º de Mayo, casa # 24, de lo que es un antiguo asentamiento urbano de los ingleses, cuando a principios del siglo pasado construyeron en la finca de Clotilde Waldlin la refinería de Minatitlán, Veracruz. Jorge Eduardo pertenece a una familia numerosa de 10 hermanos y cuya economía se basaba en don Palemón Vázquez Atilano, quien también venía de una familia numerosa de 14 tíos, 11 mujeres y 3 hombres. Don Palemón, patrocinado por una de sus tías ricas, Justina, estudia Contaduría en Puebla, Puebla, y se incorporó a la industria petrolera con los ingleses, quienes le enseñaron inglés, y con los años llegó a ser el secretario particular del superintendente de la refinería, después de la expropiación.

A pesar del puesto previligiado de don Palemón y de tener a su numerosa familia en una de las casas de PEMEX, no le alcanzaba su sueldo y daba clases de taquigrafía, inglés y mecanografía en las dos horas que le daban para comer. Por las noches se dedicaba a vender seguros de vida. Asunción, su esposa, vendía huevos entre los vecinos para completar el riguroso menú para la comida: huevos y avena por la mañana, arroz y guiso con carne a medio día, por las tardes el pan con la rigurosa nata. En la noche frijol, con empanadas, tostadas, etc. La dieta tenía su objetivo: todos los hijos tenían que ser profesionistas. Contemplaba la educación con la severa enseñanza de álgebra, taquigrafía, inglés y mecanografía. A los más chicos les aflojó el paso con enseñarles sólo inglés y álgebra. Cada domingo iba con toda su plebe a comprar al mercado sobre el rio Coatzacoalcos y por las tardes a visitar a sus numerosas tías y sobre todo a Justina.

Palemón, desde 1947, dejaba de lado su única angustia que le carcomía el alma. Disfrutaba ver reunidos a sus hijos en la mesa y que todos fueran inquietos, pero había uno que casi no reía y se agotaba por todos. Su color de piel no era morena, sino amoratada, igual que sus uñas y sus labios. El más inteligente de todos: Jorge Eduardo, quien a pesar de sus dieses en la primaria “Mi patria es primero”, perdía años escolares por su enfermedad, y llegaron sus hermanos mayores a cargarlo para que llegara a la escuela. Era el hijo número 5 de los 10. En sus primeros 14 años sólo veía a sus hermanos, amigos y compañeros de escuela jugar. Sufría más que nadie la enfermedad del corazón y en eso impactaba a su numerosa familia por el lado y grados que se le viera.

Palemón y Asunción, desde que nació lo querían curar, pero no había técnica operatoria que les garantizara que no se muriera. Esperaron por años con puros paliativos para que no hubiera un desenlace fatal. Cuando tenía crisis preferían que no fuera ni a la escuela. Ambos, posponían conciente e inconscientemente la gran decisión. Sólo operándolo se curaría, pero solo tenía el 1 % de posibilidades para sobrevivir. De nuevo la posición previligiada del padre le dio otra oportunidad a Jorge Eduardo: PEMEX lo mandó al Centro Nacional de Cardiología en México, y le tocó por suerte que lo atendiera el eminente médico Raúl Baz, sobrino del que fuera Secretario de Salubridad y Gobernador del Estado de México, Gustavo Baz. En esa institución se dio una plática entre el doctor y el paciente: “¿Quieres que te opere?” Sí, contestó Jorge Eduardo, “prefiero morir en la plancha, a no poder jugar nunca”. Los padres conocieron la determinación del hijo con toda la angustia de la posibilidad de perderlo. Palemón le preguntó al hijo en Minatitlán: “¿Quieres que te operen?, por que te puedes morir”, Jorge le dio una respuesta inteligente ante la angustia de su padre: “De todos modos voy a estar bien”. Su destino ya lo había decidido.

Jorge Eduardo tenía 14 años. En 1961 empezó el peregrinar de la madre y padre con el hijo enfermo de ir a cada rato a México. Seis meses fue la preparación de dietas y medicinas. Afortunadamente, los 5 hijos mayores ya estudiaban en México y tenían un departamento en Mixcalco número 22, frente al mercado del mismo nombre. Con la enseñanza de la taquigrafía, álgebra, mecanografía e inglés, trabajaban para ayudar a su sostenimiento en la capital del país. Así que estando ya 5 en México, se sumaron Palemon, Asunción y Jorge. Los cuatro más chicos se quedaban en la 1º de Mayo con las tías del padre, quienes invariablemente después de la cena se ponían hablar de leyendas y espantos. ¡Qué poca manera! Todavía se recuerdan sus perfumes penetrantes, sus vestidos de viuda y el inseparable rosario. Traían siempre el Jesús en la boca. Todos los hijos de Palemón las quisieron como a nadie, y las enterraron pese a que él ya no estaba.

Sobre la calle Mixcalco está la Iglesia Católica del Carmen. Ahí se metía todos los días Asunción antes de ir al mercado. Le pedía a la Virgen de Guadalupe que le salvara a su hijo. Llegó el día. La operación de Jorge se inició a las 8 de la mañana y terminó a las 4 de la tarde. Fue a corazón abierto. El objetivo era tapar tres orificios entre los ventrículos derecho e izquierdo del corazón, que mezclaban sangre buena, purificada por el pulmón con sangre mala. Durante esas horas, Asunción se la pasó llorando y Palemón le decía que era muestra de que no creía en Dios. Ambos reflejaban sus miedos de diferente forma: 15 días duró el martirio después de la operación, que resulto un éxito y era el orgullo profesional del Dr. Báez y su equipo, tanto que al paciente se lo querían llevar a un congreso de cirujanos del corazón en Buenos Aires, Argentina, pero Palemón se negó, porque ya quería salir de su pesadilla y regresar a su pueblo a recobrar la vida.

Desde el día de la operación de Jorge, la vida de Palemón cambió y en vez de descansar, trabajo más. A sus actividades diarias, les sumó la creación de una imprenta, con la publicación DYS, una especie de volante resaltando las actividades deportivas y sociales. Se hizo presidente de la Liga pequeña de Béisbol, creando un campo para ello, que ha sufrido varias veces el cambio de nombre de acuerdo a las conveniencias políticas de los tiempos (había sido bautizado como “Palemón Vázquez Atilano”). El 14 de septiembre de 1971, tanta carga de trabajo no soportó su corazón, y Palemón murió de un infarto masivo en el hospital de PEMEX, empresa a la que había dedicado su vida. Dicen que no aguantó la maldición del primer año de jubilación, entonces entraron en escena los hijos mayores, quienes ya trabajaban y construyeron locales comerciales para pagarles las carreras a los menores, incluyendo a Jorge Eduardo, quien para variar había escogido una de las carreras más complicadas: Ingeniería Electrónica en el Politécnico Nacional.

Mi hermano Jorge Eduardo Vázquez Chagoya es un sobreviviente de la vida, gracias a su determinación personal y al privilegio de ser hijo de un empleado de PEMEX, que logró que lo operaran en el Centro Nacional de Cardiología a cuenta de la paraestatal, pero cuántos niños murieron en 14 años antes de su operación en 1961. Niños humildes, sin ninguna oportunidad que, como dice el Presidente Fox, no arrancaron parejos y no tuvieron o tienen unos padres como nosotros. Jorge Eduardo vive gracias a la ciencia. Gracias a PEMEX. Gracias a nuestros padres y a una numerosa familia. Jorge se casó con Luz María y tiene tres hijos y un nieto. Se realizó profesionalmente y es jubilado de PEMEX. Se realizó como hombre y más que nada, como un excelente hermano.

Ante lo anterior, viendo la actitud de los caricaturistas y con la reciente declaración de Rosa Borunda de Herrera de que de las 120 operaciones programadas de corazón, sólo se habían efectuado 46 en este año que termina, y anuncia centros de operación en Coatzacoalcos y Poza Rica, queremos decirle a la esposa del gobernador que con sólo una operación se justifica el programa “De Corazón a Corazón”, y nuestra familia es una muestra de ello.

El programa del DIF Estatal resalta más porque las operaciones de corazón abierto se aplican a niños o a personas de bajos recursos económicos, aumentando su trascendencia social. Siendo más concretos: el famoso Nicanor tiene una caricatura de este columnista de 1990, cuando encabezamos una manifestación de indígenas náhuatl, chinantecos y popolucos de las sierras de Soteapan y del Uxpanapan, en Xalapa.

Con estos antecedentes, familiares y sociales, este columnista ofrece 5 mil pesos por ella, y que me otorgue “paguitos” para liquidarla antes del 31 de mayo, y repetimos la dosis cada año. El programa de Rosa Margarita, “De Corazón a Corazón” no debe morir jamás.

El Dr. Raúl Baz afortunadamente todavía vive y recibe a mi hermano como un hijo. Cuando Jorge Eduardo se recuperó de la operación, nuestra madre lo llevó a la villa de Guadalupe a darle gracias a la virgen. Lógicamente íbamos “los chinchulines”, apodo de aprecio que nuestros hermanos mayores nos pusieron a los menores, el cual tiene varios significados de acuerdo a la idiosincrasia de cada quien. Nosotros la entendemos como “las ladillas de los piojos”, sólo como un pago eterno porque no los dejábamos dormir cuando llegaban de vacaciones. ¡Que haya muchos “chinchulines” en el estado!



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