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Las Choapas: otra masacre en Veracruz

César Vázquez Chagoya

José Luis Velásquez Hernández
Pablo Jair Ortega


En la noche recibimos la siguiente información del reportero José Luis Velásquez, corresponsal de Sotavento Diario en Las Choapas:

Se registró un enfrentamiento entre familias en la Sexta Sección de Ignacio López Rayón, comunidad ubicada entre los límites territoriales del estado de Chiapas, a cinco horas de distancia de esta cabecera municipal.

Esto ocurrió a las diez de la noche del sábado y por lo lejano del lugar hay muy pocos datos, sólo se sabe que una vez que la agencia del Ministerio Público tuvo conocimiento de ello, la mañana de ayer domingo el fiscal Javier Juárez Vázquez y el subprocurador general de justicia en esta zona, Tomás Cristóbal Cruz, así como personal de la Policía Estatal, Ministerial y Municipal se trasladaron al lugar de los sangrientos hechos.

De acuerdo a los datos recabados de última hora, se sabe extraoficialmente que la familia fue atacada cuando ya se encontraba descansando en su humilde vivienda, por unos sujetos quienes estaban al acecho con intenciones criminales en espera de que la familia se acostara.

Fue así que estando dormidos, los miembros de la familia fueron masacrados, por desconocidos que estuvieron amparados en la oscuridad de la noche. La causa: una probable venganza por la forma en que se dieron los hechos.

Según versiones, esta tragedia fue un ajuste de cuentas por la disputa del tráfico de ilegales, ya que el lugar donde se dio la masacre es una zona de mucha influencia de tráfico de inmigrantes, ya que la comunidad colinda con el estado de Chiapas.

Los primeros en ser asesinados fueron al señor (jefe de la familia) Eliseo Castellanos Méndez, así como su esposa Sorayda Ruiz, a quienes no les dio tiempo ni de defenderse; al escuchar los disparos y gritos desgarradores de sus padres, se levantó la joven Gladis Castellanos Ruiz, de 15 años, y a ella la liquidaron a machetazos y a balazos también, mientras que sus dos hermanitos Joel y Eliseo, de 11 y 12 años, al querer huir de los verdugos de sus seres queridos, fueron masacrados a garrotazos, pero quedaron vivos. Posteriormente, los asesinos abandonaron el hogar.

Sobre quien les prestó el auxilio, aún se desconoce y sólo se sabe que los mismos pobladores sacaron a caballo a los menores -haciéndose más tres horas de camino por la sierra- y les brindaron los primeros auxilios en la Cruz Roja Mexicana para posteriormente canalizarlos al Hospital Regional de Especialidades de Coatzacoalcos, donde ingresaron la madrugada de ayer domingo, siendo reportados de gravedad y con la esperanza de sus familiares de que sobrevivan, ya que de lograrse este milagro, ellos serían la pieza clave para dar con los asesinos de sus padres y de su hermana.
No obstante, uno de los menores lesionados recibió un balazo en la cabeza y hay pocas probabilidades para que sobreviva.

Al cierre de la edición se tuvo la información de que por instrucciones del gobernador del estado, los menores serán trasladados vía aérea a Xalapa al Centro de Especialidades Médicas.

Reunión por el crimen con el estado de Oaxaca


Lejos quedaron los tiempos cuando las autoridades de Oaxaca y Veracruz, se reunían para pelearse por los límites en el Uxpanapa, Playa Vicente, etc.

En la larga relación de los dos estados, por mucho se pedían cooperación para traspasar los límites de sus estados para detener delincuentes, pero los tiempos están cambiando.

Este 16 de enero, las autoridades de ambos estados, se reunirán para analizar el incremento de las acciones del crimen organizado: el homicidio de Edith Sosa Soler en Playa Vicente, dirigente regional de la UGOCEM; el asesinato del líder de la CROCUT, Cesar Toimil Roberts; el homicidio del ganadero Marcelo Arróniz Serrano, yerno de García Ábrego y pariente del diputado local Gilberto Guillén Serrano, a quien le mataron a un hermano en Matías Romero, Oaxaca.

El quíntuple homicidio en el puerto de Veracruz, en donde se incluye el alcalde de Ixtepec, Oaxaca, y gente muy cercana a los gobernadores José Murat y Ulises Ruiz. La muerte de los comandantes de la Policía Ministerial, Marcos Rosalino Pacheco, del grupo Tehuantepec en Ocotlan, Oaxaca; y Sebastián Chiñas, con destacamento en el municipio costeño de Santos Reyes Nopala; ambos a manos de la delincuencia organizada y con armas de alto poder. La muerte de 15 balazos del narcotraficante “el Chebo” en Tierra Blanca, y la detención de los sicarios en el puerto de Veracruz, pertenecientes a la banda de “RR”, donde uno de los pistoleros está inmiscuido con el asesinato del entonces diputado federal José María Guillén Torres.

Pero no todo queda ahí. Es urgente que los dos gobiernos se pongan de acuerdo para el combate al abigeato, porque con sólo salir de Veracruz en cualquier ayuntamiento oaxaqueño se factura el ganado. Se debe atender también el tráfico indiscriminado de madera del Uxpanapa y la región de Playa Vicente, así como el control del paso de los ilegales centroamericanos, ya que las zonas limítrofes del municipio de Las Choapas es un paso obligado de muchos indocumentados que provienen del estado de Chiapas, que es frontera con el sureño municipio.

De la misma manera, se debe estudiar la posibilidad sin desmeritar la autonomía de los dos estados, organizando una fuerza única policíaca, con la participación de autoridades judiciales federales. La reunión entre Oaxaca y Veracruz, será en el municipio de Playa Vicente, donde dicen que no hay narcotráfico.¿Dónde estaba la policía en las muertes de los oaxaqueños?


Dice el gobernador Fidel Herrera Beltrán, que el homicidio de los 5 oaxaqueños no tiene que ver con la problemática de Veracruz.
Cierto, pero también deben investigar a la Policía Federal Preventiva y a los Agentes de la Policía Ministerial de Veracruz, que tienen sus oficinas a pocos metros del lugar donde se dio la balacera. El evento se dio exactamente en medio de ambas delegaciones, que están a 800 metros de distancia entre si.

Los que hemos presenciado accidentes o hemos sido protagonistas de los mismos, sabemos que si bien es cierto muchos ocupantes de los vehículos no se paran auxiliar, si hacen esfuerzos para avisar a la autoridad más cercana, ya sea por el celular o notificando personalmente a un retén o patrulla policíaca.

Los asesinos de los oaxaqueños, primero llenaron de balas los dos vehículos de los muertos, y por la “tronadera” es difícil que no oyeran los cuerpos policíacos mencionados, quienes están a menos de 400 metros de distancia cada uno del lugar de los hechos. Los sicarios todavía se bajaron de sus automóviles, y le dieron el tiro de gracia a cada una de las víctimas.

Nadie puede negar, que alguien en el sentido que fueran los vehículos no avisara a los Federales de Caminos o a la Policía Ministerial; y tampoco nadie puede negar, que en esos cuerpos policíacos siempre hay personal a disposición. ¿Hay complicidad o policías dormidos?

A los 5 sacrificados, no se les encontró ningún alfiler, con qué defenderse o atacar, lo que demuestra que eran personas que andaban tranquilos, pero no se descarta el narcotráfico como línea de investigación, porque Naguib, antes de ser alcalde de Ixtepec Oaxaca, visitaba en la cárcel al capo de la droga Adelfo Fausto Jáuregui, de la congregación de Allende en Coatzacoalcos, y a raíz del crimen el 13 de enero, empresarios de la noche a la mañana de Allende han desaparecido.

También puede haber sido la venganza el móvil, porque los muertos oaxaqueños, incluyendo a Cesar Toimil, tenían un punto en común: los primeros tenían relaciones excelentes con el gobierno de Oaxaca; el segundo, pésima, tanto que a cada rato lo encarcelaban, y el gobierno le daba todo el apoyo a su enemigo Margarito Montes Parra, quien por cierto negó ser amigo o tener negocios con el presidente municipal de Ixtepec, Oaxaca, aunque lo conoció en las oficinas del ex gobernador José Murat.

Hay que poner las barbas a remojar.


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