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XALAPA: VUELVE LA SANTA INQUISICIÓN

César Augusto Vázquez Chagoya

24 DE ENERO DE 2007


Vaya que dicen que las modas vuelven y las conductas también. El alcalde de la capital del estado de Veracruz acaba de anunciar que la “Feria de la Vida” se va a cambiar de fechas porque coincide con la Semana Santa, y que él ya tenía compromiso con la Arquidiócesis, así que si los empresarios prosiguen con su idea de la feria en esas fechas se va a ver obligado a suspenderla.

De veras que don Ricardo Ahued (nacido en Puebla, con desarrollo de su vida en el estado de Tlaxcala y dueño de la más importantes tiendas de plásticos en la región), está desarrollando un buen trabajo, pero con esas veladas actitudes y poniendo por delante sus creencias católicas, lo vuelve a enfrentar a la sociedad xalapeña.

Esta bien que por nuestras tierras entró la cultura hispánica y la religión católica a sangre y fuego. En Xalapa existió en el parque Juárez un convento franciscano, quienes hicieron mucho bien a la población con la educación y el hospital que fundaron. También como una distorsión de las conductas de los católicos, cuando se hizo el paso a desnivel en el parque Juárez donde estaba el convento, se encontraron esqueletos y fetos.

Xalapa, cuna de hombres cultos y de mujeres creadas para casarse, con los siglos se fue adaptando por su supervivencia a todos los regímenes políticos desde la colonia, pasando por la invasión francesa y norteamericanas, para terminar con los regímenes salidos de la revolución mexicana. En Xalapa, como en las regiones de Córdoba, Huatusco y Veracruz, vivieron en carne propia la persecución religiosa implementada en el estado por el general Adalberto Tejeda, dos veces gobernador de Veracruz.

En ese tiempo, Rafael Guízar y Valencia llamaba a la tolerancia. El ahora santo (quien no vio nunca los colores de los partidos y anduvo curando a enfermos en nuestra guerra civil) como nadie practicó la tolerancia. Comprendía a la naturaleza humana y quería que todos abrazaran con devoción su religión, pero también comprendía que no todos pensaban como él.

Por eso extraña que la Arquidiócesis de Xalapa, representado por monseñor Sergio Obeso Rivera, solicitara al presidente municipal de Xalapa que la “Feria de la Vida”, la cual tienen los empresarios casi un año organizándola, se corriera de fecha porque coincidía con la Semana Santa, fechas en las cuales se constituyen los mayores días de reflexión para los católicos.

Pero lo más sorprendente es que les hizo caso Ricardo Ahued.

Fue precisamente cuando se anunciaba el elenco encabezado por Maribel Guardia, que se da el anuncio y amenaza sobre los empresarios de suspender la feria si no hacen caso a la autoridad municipal. Ahued, aparte de carecer de criterio propio y de sensibilidad política, también es malo para las fiestas.

Cuando tomó el poder Ahued el 1 de enero del 2005, se presentó ante él un vival llamado Teódulo Guzmán Crespo, quien acreditaba que él era dueño del carnaval xalapeño por lo que lo organizaría y sin chistar don Ricardo le dio el permiso para que se cometiera el más grande esquilmo a la población de Xalapa y sus calles, convertidas en las mejores cantinas en donde menores de edad daban el espectáculo de su vida bajo el influjo del alcohol y drogas. Ahued no hizo nada, la nueva Gomorra y Sodoma juntas.

En vez de parar la fiesta de inmediato, todavía le metió un millón de pesos para traer artistas y querer alzar la fiesta con la promesa de que habría mayor vigilancia, pero resultó peor y la zona universitaria se volvió un burdel a cielo abierto. El dinero dado a Teódulo Guzmán nunca se ha recuperado y la autoridad está callada. En todo esto, la iglesia católica no metió las manos ni para bien ni para mal.

En el 2006, todavía volvió Teódulo con su cuento, pero no le hicieron caso y se volvió a organizar “La Feria de la Vida”, a cargo de empresarios encabezados por el radiodifusor Carlos Férraez. El evento fue un éxito y se llevó a cabo en las instalaciones de la central de abastos, a la orilla de la capital del estado.

Las ferias en Xalapa, desde la antigüedad, son el sello distintivo como ciudad y se efectuaban sobre las calles del centro histórico; no se tiene conocimiento de que la iglesia católica, en todos los siglos pasados, hubiera hecho una petición tan fuera de la realidad como suspenderlas. Han existido carnavales sobre la calle Enríquez, pero que fueron suspendidos por el vandalismo.

No se puede comprender que en este 2007, ya casi todo listo para efectuar la feria, sale la petición de la Arquidiócesis y la aceptación del alcalde. Cierto que la Semana Santa es algo especial para los católicos, pero no para que todos los de esta ciudad (que ya rebasa los 700 mil habitantes) estén paralizando las calles de Xalapa para sus celebraciones; no sabemos en qué les perjudica la feria que se hace en un recinto fuera de la ciudad.

Nadie en esta ciudad se ha opuesto a las celebraciones públicas de la iglesia católica y menos cuando se canonizó a monseñor Rafael Guízar y Valencia: se podría decir que casi todos nos sumamos a la fiesta y hasta iglesias no católicas celebraron el hecho. Después hicieron su acto en el Estadio Xalapeño y lo mismo: todo mundo los respetó.

En Xalapa no todos son católicos y si lo son, la mayoría no se la pasa en las iglesias en Semana Santa. Dicen que es mejor imitar en sus acciones a Jesucristo, que pegarse golpes de pecho y andar fregando al prójimo. Además, la decisión de cambiar la fecha de “La Feria de la Vida” repercute de manera grave a la economía de la ciudad, porque son las vacaciones generales en todo el país y es la única ocasión de captar muchos visitantes.

Se vuelve a preguntar: ¿a quién perjudica la feria de Xalapa? Es al revés, ayuda a la economía de la región, buscar para la papa.

Cómo nos hubiera gustado que el monseñor Sergio Obeso Rivera, en vez de andarse metiendo con una feria popular, hubiera emitido un documento pastoral condenando que en la zona norte de la ciudad se hubiera metido primero el agua y el drenaje donde sus sobrinos amplían sus fraccionamientos, sus tiendas comerciales, con apoyo de ejes viales construidos con dinero de la población, y hayan dejado más pobres y jodidas a 58 colonias de Xalapa.

Nadie tiene algo contra la iglesia católica de Xalapa, pero no quieran constituirse en la nueva Santa Inquisición. Que sean tolerantes como todos lo somos con esta iglesia.


Ricardo Ahued no piensa que somos una ciudad cosmopolita y que gobierna para todos, no sólo para los católicos, ni para las camarillas disfrazadas de pastores.






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